Como toda actividad humana, la innovación en materia de fabricación de envases para comidas preparadas, en especial aquella lista para el consumo se ha desarrollado de la mano con el avance del conocimiento, la tecnología, nuevos materiales y requerimientos del mercado o simplemente por imposiciones legales.
No hay que ir muchas décadas atrás para haber visto alimentos frescos envueltos en papel de diario, papel de envolver, en bolsas de género que se usaban múltiples veces, botellas que se rellenaban, etc.
Con la aparición de la tendencia de las familias a alimentarse fuera del hogar, en especial con la incorporación masiva de la mujer a la fuerza laboral, y la mayor conciencia respecto a las infecciones, la contaminación cruzada y la higiene en general, propició que se demandaran nuevos productos que permitieran almacenar, mantener, transportar y exhibir alimentos recién preparados.
La aparición de un material inocuo, transparente, muy barato, maleable que podía ser fabricado en distintas formas, y que además era un subproducto de la refinación de petróleo, permitió dar un salto gigante para resolver estas necesidades, y por supuesto, otros muchos derivados de la vida moderna. Estas ventajas, terminan generando una externalidad, que es una sociedad que comienza a desechar masivamente productos, sin que existiera la infraestructura, la cultura, ni lo más importante, el incentivo económico a que se desarrollara la valorización de residuos.
En ese contexto, es que la industria comenzó a desarrollarse muy enfocada en los plásticos, inicialmente el PP y el PS, para luego masificarse el PET en lo relacionada a comidas y bebidas frías. De lo funcional, los diseños fueron evolucionando a mayor transparencia, y diseños que permitieran apreciar mejor los alimentos en góndolas, etc. Hoy en cuanto a plásticos la innovación va en varios sentidos:
- Envases con sello de seguridad para evitar que los abran en góndolas.
- Sellos herméticos para aumentar duración de los alimentos.
- Envases con material ya reciclado, sin perder transparencia.
- Envases para sellar, aptos para atmósfera modificada.
- Tendencia al uso masivo del PET, como principal material reciclado.
- Aparición del plástico de plantas (PLA), que es compostable.
Otra tendencia muy fuerte, es la de reemplazar productos plásticos, por otros de fuente natural. En ese aspecto, la principal, fuente “no plástico” es el papel y el cartón, proveniente de bosques. Dentro de este segmento, se destaca:
- Materias primas con certificación FSC de Bosques de manejo responsable.
- Incorporación de fuentes renovables anualmente, como la fibra de caña de azúcar (Bagasse), la pulpa de papel, de trigo, o el bambú.
- Impermeabilización de vasos y potes con plásticos PLA, o impermeabilización de base acuosa (Water Based)
- Láminas de PLA para dar transparencia y hacer el producto compostable.
- Uso de láminas transparentes de celulosa.
- Constantes lanzamientos de nuevos productos en nuevos diseños.
Existen en el mundo muchas Start Up trabajando en la explotación de nuevos materiales, como cuescos de paltas, hojas de coco, nuevos polímeros de fuente natural, nuevas técnicas de fabricación, nanotecnología, aplicaciones de inteligencia artificial, tecnologías más avanzadas de separación de residuos y reciclaje, plantas industriales de compostaje de menor consumo energético y mejor productividad, etc. Por otro lado, existen varias iniciativas en implementar masivamente sistemas de retornabilidad de envases, con aplicaciones de membresía y una logística inversa eficiente. Los desafíos de mantener las funcionalidades y seguridad alimenticia que nos prestan los envases de un uso, al mismo tiempo de implementar incentivos y prohibiciones que aporten a minimizar y evitar el descarte indiscriminado de ellos es un proceso continuo, global y que sin duda se seguirá desarrollando en un proceso de aprendizaje continuo. El desarrollo de la tecnología tal vez nos tenga reservadas sorpresas insospechadas.